Bodas
Sacerdotales de Plata
Al cumplirse en estos días
el Aniversario de mis Bodas Sacerdotales
de Plata quiero acariciar todos y cada uno de los recuerdos que se agolpan
en mi corazón, de las distintas parroquias en las que he ejercido el ministerio
sacerdotal; sabiendo que mi único mérito ha sido decir sí a la llamada
inmerecida del Señor. Recordar las primeras parroquias de las Hurdes:
Ladrillar, Cabezo, Las Mestas, Robledillo de Arriba y Robledillo de Abajo. Abrazar
los pueblos de la Sierra de Gata: Cadalso, Santibáñez el Alto, Descargamaría y
Robledillo de Gata. Acariciar las parroquias de la comarca de Montánchez:
Valdefuentes, Benquerencia y Salvatierra de Santiago. Llevo en el corazón las
últimas: Montehermoso, El Bronco, Carcaboso y Aceituna. Me estoy iniciando, de
nuevo, en Casar de Cáceres.
“Sé
de quién me he fiado,” y que el Señor, al pasar por la las
orillas de la playa de mi vida me miró con ojos de misericordia, me amó y me
llamó. El sabrá por qué. A lo largo de estos dilatados años he ido descubriendo
que la agenda de mi vida ha estado siempre en las manos del Señor, quien, pese
a mis pobrezas y miserias, ha ido escribiendo con rectitud. Pienso que cada uno
de los distintos destinos, de las diversas parroquias, han sido como talleres o
fraguas, donde el Señor, con inmensa delicadeza, a golpe de martillo sobre el yunque, ha ido moldeándome para
configurarme con él, para ser otro Cristo.
En este gozoso aniversario
oremos unos por otros al Señor y a santa María Madre.
Luis-Vidal
Arias Moreno.
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